Mayerling Salas
Boda Frandy & Nelson
Desde el momento mágico en que Frandy y Nelson decidieron casarse, no dudaron ni por un instante en regresar a Venezuela. Bolivia los abriga en su cotidianidad, pero Caracas los abraza en familia.
Así que, al estilo de novia fugitiva, Frandy tomó un avión tres meses antes de la boda para organizar cada detalle de la ceremonia y esperar la llegada de su amigo de la adolescencia, ahora convertido en novio, quince días antes del matrimonio.
“Aquí está toda nuestra familia y lo queríamos así, con nuestros seres queridos” dice ella, mientras rememora cada abrazo y bendición que recibió durante la boda.
Y si de afectos hablamos, disfrutar de ese proceso íntimo de maquillaje y peinado rodeada de cariño, en compañía de su mamá y su suegra, fue también un momento muy importante.
Una pareja que, sin duda, valora estar en familia, compartir con los seres queridos, celebrar en compañía de los más íntimos y eso lo sabemos, porque cuando le preguntamos a Frandy si había algún detalle de la boda que quisiera destacar, no nos habló del vestido, del brindis o la decoración, fue tajante: “mis dos abuelas que estuvieron dándome la bendición desde el cielo”.
Los dos grandes protagonistas de un matrimonio, indudablemente, son los novios, pero en algunos casos hay invitados que se hacen sentir como pocos y, en este evento, el gran tótem de Caracas dijo presente.
La escenografía de Galipán, el impredecible clima de la montaña caraqueña, su inmensidad y majestuosidad cobijó a todos los invitados en una tarde mágica y festiva, salpicada de lluvia.
En su sesión fotográfica Frandy se recargó de energía contemplando la montaña “yo amo todo lo vinculado a la naturaleza y al aire libre y, si nos llegáramos a casar por la iglesia, sería en la playa”, declara en una especie de anuncio de que las celebraciones aún no acaban.
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